febrero 13, 2006

Ayer Caminaba

Ayer caminaba, las rocas decían
al mar sus misterios en secreto;
las olas pintaban en la arena
con líneas blancas la silueta
inmensa del cielo inmensurado;
el cielo jugaba, como un niño,
con los cabellos del aire marino,
silbando en las caracolas invisibles.

En la espuma blanca miraba
la suavidad de tu piel desnuda,
recordaba tus gestos de gaviota eterna...
Y soñaba que tú eras mi playa,
que caminaba en tus arenas
y que recorría tu cuerpo de océano,
tan bello y peligroso como el fuego.

Seguía el sendero de tus manos
y me abrazabas en tus caricias de sirena,
me elevabas en tus suspiros a tu hogar
en el cielo y yo era Sol y tú eras Luna,
nos mirábamos y me despertaba en la humedad
de tus besos que siendo salados eran de azúcar,
y silenciosamente gritaban tus murmullos
de olas que rompen en rocas de agua pura.

Sí, ayer caminaba... y no era ayer sino siempre,
era el siempre de cuando estamos juntos
en que los segundos son infinitos
y el infinito no es más que un único segundo:
ese en el que se detiene el tiempo en tus labios.
Ayer caminaba... ¡Y pensar que sólo te soñaba!

Lavengro
Escrito en Viña del Mar, 2003.

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