Vuelvo a escribir desde la indiferencia,
como dejando
que las letras se vuelen
arrastradas
por el viento de la mano de las hojas
vestidas con
el velo de un silencioso murmullo.
Vuelvo a las
palabras con desprecio y melancolía
olvidándolas
en una página en blanco,
dejándolas
marchitarse en una jarra reseca
anhelante de
agua y de pensamientos.
Ya son
cenizas que atiborran un cenicero
los versos
que brotaban de la pluma,
sabiendo que
fueron un cigarrillo
pero ya sin
forma ni aroma.
Vuelvo a
escribir desde la duda,
vuelvo desde
la noche a la sombra
con las
lágrimas ocultas por la lluvia,
como
invisible y sensación de olvido.
Valparaíso,
mayo 26 de 2013.