enero 10, 2006

Soñador


Volando en la luz del silencio nocturno sus alas,
su rotro de estrella distante titila en la niebla
y deja su estrella que marca el sendero a su alma;
entonan los himnos de guerra sus ojos antuguos
mirando la Luna que espanta las sombras. Reclama
la calma del lecho sediento de besos y sueños,
del cálido tacto del tiempo en su piel y su llama.
Así, soñador, es el dios que habita en la Tierra.

Subiendo y bajando en mareas de plata, su barco
de mármol persigue sus manos como el Sol la Luna,
la niña traviesa que juega "escondidas" del canto.
Temblando su cuerpo de espigas al viento estival,
no hace, dormido, que rueden sus piedras de mago.
Arrojan las olas la sal ques la sabia en la mar,
salando las venas que esperan, vampiros sin pacto,
el dulce regalo guardado en los labios... callados.

Estudia el silencio y aprende la música viva,
mas, no habla ni canta ni dice sus versos ni llama:
oculta en su miedo su voz, sus palabras que invitan.
Conoce la gruta que esconde la dicha, la cara
tranquila que duerme en su cama con mil caricias;
y vuelan sus alas de arcángel cautivo, levantan
las sombras caídas en noches mortuorias y frías...
¡Así, soñador, no toma la mano ques agua y comida!

Lavengro
Escrito en junio 5 de 2005.

No hay comentarios.: