agosto 24, 2006

Silencio


Silencio... la noche es de piedra
forjada por muros inertes;
es muda, sin ecos pasados.
Derrumba los cerros del vientre.
Rodando abalanchan palabras
que ciegan los ojos del tiempo
marcado en la frente con grises
cenizas del mismo tiempo.
Maíz que los tordos recogen
(robado del choclo olvidado)
no siembra la vida genuina
que es copia de antiguos tratados.
Desgarra la carne el sonido
helado del claustro tallado
en rocas de casas ajenas.
Silencio: lamentos callados
del viejo estandarte en cojera.

Lavengro
Viña del Mar, Julio 14 de 2002.

agosto 17, 2006

Cerrando sus Ojos


Cerrando sus ojos de piedra pulida

el perro recorre los pastos sinceros

de tierras dormidas, amantes sin prisa,

recuerda ladridos que fueron lanceros.


Orejas caídas, sus patas cruzadas

(reflejo del sol de la tarde que busca

su cama de mar, su horizonte de paja),

sus pelos cansados parecen la lluvia.


Explotan las notas de viejas guitarras,

evoca los golpes de largas carreras

que siguen a gatos, la presa inventada.

Cerrando sus ojos el perro recuerda.


Su cola, primero, se duerme, después

no alcanza los ritmos del juego ëterno;

soldado valiente que sabe de fe,

que muestra sus triunfos, que afronta sus yerros.


Ladridos sin ecos se escuchan lejanos;

el perro que cierra sus ojos me mira,

altivo me dice “vivimos cercanos,

ahora el tiempo me llama, la vida

termina, mas nunca se acaba...” suspira.


Lavengro

Nogales, Septiembre 15 de 2002.

agosto 07, 2006

Fantasma

Si el sol se esconde,
si el tiempo pierde
su ritmo eterno,
yo sigo el norte
con brújula ida.

Mi sombra sigue
su vida sola,
sin mí, sin alma.
Si el fuego enfríase
en manos mías,
la luna triste
se esconde tímida
tras nubes viejas,
tras nubes negras:
fantasma en niebla
eterna. Lluvia
que moja seca:
linterna ciega:
sonido sordo:
parlante mudo:
nariz tapada:
oído sucio...

Yo sigo el norte
con brújula ida
en ecos mimos.
Mis horas llegan
en hojas secas
que roba el viento.


Lord Lavengro
Viña del Mar, Julio 22 de 2002.